El sapo se escapaba
"por lo pelos" mientras el cocodrilo no salía de su asombro y
frustración ("¡vaya! ¡se me ha escapado!"). Estoy segura que el sapo
en esos momentos pensaba: "¡buf! ¡qué alivio!".
Nos cuenta el
emocionario que experimentamos alivio cuando nos libramos de un peso, cuando dejamos de percibir una amenaza (¿hay algo
más amenazante que estar a punto de ser devorado?) o cuando nos disculpamos. Y nos pone tres ejemplos en los
que podemos sentir alivio: al terminar un examen, al ver que un peligro se
aleja o al reconocer un error. Por tanto, el alivio significa que una sensación
o situación desagradable ha terminado. De hecho, si buscamos en el diccionario
la palabra alivio, también incluye la mitigación o disminución de una
enfermedad. Y es que cuando uno tiene dolor ¡es muy aliviante empezar a
sentirte mejor!
El alivio suele venir
acompañado de relajación (bastante lógico teniendo en
cuenta que viene precedido de una situación que nos produce tensión) y
aliviadas las dificultades, reaparece la paz, nos sentimos tranquilos. Es el
camino hacia la serenidad.
No debemos olvidar que
puede ser un alivio enorme pedir disculpas o reconocer un error, ya que los
remordimientos y el sentimiento de culpa pueden ser una carga muy pesada.
PLAN
DE TRABAJO REALIZADO:
1. Observamos
la ilustración y se plantean algunas preguntas.
¿Por
qué el sapo va agarrado a un globo?
¿Hacia
dónde dirige la mirada?
¿Qué
crees que pretendía el cocodrilo? ¿Lo consiguió?
¿Crees
que el sapo sintió miedo en algún momento? ¿Crees que ahora lo siente?
¿Y
el cocodrilo? ¿Cómo se siente?
3. Escuchamos
la pieza musical:
Pieza musical: La mañana, Peer Gynt
op. 23 (Edvard Grieg)
verdaderamente es un alivio...o no???